miércoles, 18 de abril de 2012

La luna y su sol



Cuando él duerme
de pie ella vela.
Cual antorcha eterna de amor
flamea en la cima de la noche.


Cual novia,
tras el desvelo escarchado de estrellas,
asoma su sereno rostro
en un fino perfil de nácar y alabastro.


Preocupada cual madraza,
le arrulla en su seno acallando el silencio.
Que si algo despertase a su lirón…
¡Tan sólo fuese un beso!




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