viernes, 26 de abril de 2013

Un roto para un descosido


Ese maniático placer que confundes con alivio, se llama sadismo. 
  Cómo te excita el hecho de tener mi alma entre tus manos. Lastimar con la misma saña que una fiera, cuando desconoce por un hueso a su fiel compañera.  
Con la misma ira de un ser sanguinario, no menos inhumano por herir sin mancharte las manos.

¿Que ser pretencioso, estúpido e idiota engreído no hace de pelele en persona? 
 De guiñol feliz sobajado como masoquista por acepción propia,  
como yo, dependiendo de ti en un morboso espectáculo público.

¿Pobre? ¡Pobre de mí!
Que me has llevado con éxito a gran escala; 
  entre el tira y afloja como un monigote manteado,
  en el medio de una verbena popular,
  mascarada, mojiganga y eterna 

cual presa de tu apetito mordaz.

¡No mi amor, tampoco la hagas de mártir!
Que así de sensible y suspicaz…
Somos como un roto para un descosido. .