Cuando caiga la noche,
cuando deje de brillar el sol en la vereda
¡No lo extrañarás!
Conservarás su calor en tu piel canela.
Impregnada su esencia llevarás,
ni en tu lecho lo vas a extrañar,
oculto tras la luna velará,
para anunciarte cada día un bello despertar.
Aún cuando el sol deje de brillar,
cuando a su corazón lo invada la tempestad,
aún así, un rayito de luz te hará recordar
el calor intenso que un día cobijó tu caminar.
Aún cuando el sol deje de brillar
en su lecho mortal,
de sus cenizas emanará
el zumo de tu dulce mirar.
jueves, 10 de noviembre de 2011
Cuando el sol deje de brillar
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Hoy dejó de brillar uno de mis soles...
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