jueves, 5 de enero de 2012

Ánima


Ella nunca fue un sol
  ¡Nunca tuvo luz propia!
Más bien era como una frágil bombilla de cristal
pendiendo de un cordón
y la energía de un fallido contacto.


Hoy su luz se va apagando…
Apenas se refleja en una chispa que se difumina
como un fantasma en un espejo cuarteado,
que llora por las heridas.


Abúlica yace en el sombrío umbral,
cavilando sobre este mundo y el más allá,
cual mutable alma perdida…
Entre el paroxismo que experimenta en un cuerpo
o la pena del vacío existencial.


 



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