Explosionó la atmósfera,
ya no sabía, si mi lengua estaba dentro o fuera,
pero en ese volcánico cráter
ni respiraba, ni me faltaba el aire.
Juntos parecíamos boquear,
pero de pescado y anzuelo
pasamos a recorrer las leguas de mar.
Y en los vaivenes, de tan impetuosa libertad,
no hubo ser, que no se dejara llevar.
Ni siquiera supe, si él tenía tentáculos,
o yo era un calamar,
en el banquete más afrodisíaco.
ya no sabía, si mi lengua estaba dentro o fuera,
pero en ese volcánico cráter
ni respiraba, ni me faltaba el aire.
Juntos parecíamos boquear,
pero de pescado y anzuelo
pasamos a recorrer las leguas de mar.
Y en los vaivenes, de tan impetuosa libertad,
no hubo ser, que no se dejara llevar.
Ni siquiera supe, si él tenía tentáculos,
o yo era un calamar,
en el banquete más afrodisíaco.
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