Me siento como ella,
inanimada en un papel enlutado de tristeza,
desconcertada e incrédula.
Con el antifaz en la mano,
en la escena final de una historia casi fantástica.
Mis ojos, en el personaje de ella;
recrean góndolas que se llevan la realidad
por los canales de Venecia.
Y en un horizonte nublado al amor
muerto entre lágrimas de incienso.
Porqué tú, conde de mis ojos,
te evades en los confines del recuerdo.
inanimada en un papel enlutado de tristeza,
desconcertada e incrédula.
Con el antifaz en la mano,
en la escena final de una historia casi fantástica.
Mis ojos, en el personaje de ella;
recrean góndolas que se llevan la realidad
por los canales de Venecia.
Y en un horizonte nublado al amor
muerto entre lágrimas de incienso.
Porqué tú, conde de mis ojos,
te evades en los confines del recuerdo.
MUCHAS VECES...necesitamos parecernos a algo, para seguir respirando, sino nos morimos de una!
ResponderEliminarESTEBAN REY
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Enhorabuena por el blog precioso sigue así
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