sábado, 4 de febrero de 2012

Al final del Vía crucis





Duele verte así… ¡Tan ido!

¡No puedo aceptar que ya nada te falte aquí!
Mucho menos que estás en otro lugar.
De todas formas ¡Si no me ves, no me verás!

 
Que fácil es cortar los hilos de la vida
y dejar muertes pendientes…

 
¡No me verás más en soledad!
Ni con mi semblante de fingida fortaleza,
no me verás buscándote.

 
No me verás endilgándome alegrías.
Ni con mis lágrimas benditas
que ni de saladas sanan el alma,
no me verás llorar.

 
No me verás clamándote y reclamándote
con oraciones que en vez de redimir…
Rechinan como estridentes invocaciones
y conjuros de una médium ocultista.

No me verás paciente y resignada

 como un desahuciado,
viviendo de sueros inyectados,

 no me verás agonizando.
 
¡Hoy se termina mi vía crucis!
¡Hoy, hoy se termina mi calvario!
¡Hoy nuestras vidas se habrán desencontrado!
No estaré ni aquí ni en ningún lado.

 
Hoy le demostraremos al mundo...

 Que yo alcanzaré la gloria
y que tú en verdad estás en paz.


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